¿Por qué las mujeres contestan con un «nada» ostensiblemente falso cuando, ante su visible irritación, se les pregunta qué les pasa? ¿Por qué los hombres gritan cuando se ven superados por una discusión de pareja?
Quizá haya quien crea que sabe responder a éstas y muchas otras preguntas acerca de las tortuosas complicaciones de la vida en pareja. Pero la verdad, la única e hiriente verdad, es que no tenemos «ni p*ta idea». Afortunadamente, podemos contar con la guía de un gurú como Goyo Jiménez para esclarecer nuestras mentes. Pero no creamos que Goyo nos habla ensoberbecido desde un pedestal de éxito, sino que lo hace desde sus fracasos sentimentales y desde su aceptada inferioridad con respecto al sexo opuesto.
Desde primeros de febrero, Goyo Jiménez ofrece, en el Teatro Callao City Lights del centro de Madrid, su tercer espectáculo-monólogo, titulado «Al fin solo». Aunque lleva un par de años representándolo por todo el país llenando teatros y palacios de congresos en las ciudades visitadas, este show no había llegado a la capital de España.
Jiménez ha conseguido encaramarse al puesto oficioso de mejor monologuista de nuestro país. Primero incendió la red con sus desternillantes críticas al «american way of life» en una secuencia de monólogos que reunió en su primer espectáculo «Aiguantolifinamerica». Después ensambló un crisol de temas en su segundo monólogo de larga duración, titulado «En verdad os digo». Ambos fueron representados durante años en «La chocita del loro» de Gran Vía en Madrid y en muchas otras salas del país.
La repercusión del monologuista ha ido creciendo gracias a las redes sociales y a sus intervenciones televisivas, colofón de las cuales ha sido el especial de Nochebuena de TVE el pasado diciembre.
En su tercer espectáculo, Jiménez afronta el reto de hollar un terreno humorístico bien trillado, como es el de las relaciones de pareja. No hay humorista que se precie que no haya ofrecido su versión de la guerra de los sexos. Particularmente difícil es entrar en ese ámbito humorístico cuando hay tantos buenos monólogos que han elevado el listón, entre los que destaca «El cavernícola» interpretado por Nancho Novo y que lleva más de cinco años llenando el teatro Fígaro en Madrid.
¿Cómo logra Goyo Jiménez superar con nota este desafío? Siendo fiel a su estilo ácido y provocador. Si usted no está en un buen momento con su pareja, quizá no sea buena idea ir con él o ella a ver este espectáculo, pues Jiménez no deja títere con cabeza. Reparte a diestro y siniestro, a hombres y mujeres, grupos de amigos, de amigas, familiares, pautas sociales y culturales y por repartir, hasta ridiculiza a su público y a sí mismo. Jiménez es de los pocos y necesarios humoristas que hace reír lanzando verdades como puños. Sus sketchs son dardos contra muchas de las verdades establecidas como inmutables, mostrando con humor que encierran facetas aberrantes. Jiménez utiliza sus críticas humorísticas para volverlas contra el espectador y la sociedad de la que éste (y el propio humorista) provienen. Por ejemplo, sus aceradas críticas contra «los americanos», siempre tenían el reverso de la comparación con los españoles, y pocas veces salíamos bien parados. Aunque en su tercer espectáculo hay menos crítica social que en los anteriores, el humorista no logra resistirse a parodiar algunos de los estereotipos que nos conforman como sociedad, todo ello en un alarde de originalidad que hace que las casi dos horas de monólogo se pasen enseguida.
A día de hoy, hay pocas opciones de ocio en Madrid que rayen a la gran altura de la que durante unas semanas ofrecerá Goyo Jiménez. Si tienen la suerte de que aún quedan entradas, no duden en adquirirlas y prepárense a tener agujetas abdominales el día siguiente.