Porque olvidé olvidar las trazas de tu cuerpo
es que aún hay sed en mi mirada
cuando la acoges.
Porque sé que tu orografía la erosionan
nuevas manos y distintos labios
es que aún me quema la cuenta de los días
de tu ausencia.
Porque aún tu voz reverbera en mis soledades
es que sueño en la vigilia
con escenas que son recuerdos
y remembranzas que rebosan de nostalgia.
Y te imagino emperatriz de mil colchones
y paseante de mil sábanas.
Y te veo despeinada en el después
coleccionando clamores y jadeos
rutilante bajo un sudor que es huella de la hoguera.
Y te sé ansiosa y deseada
criminal y castigada
suicida y asesina
un enigma en un espejo reflejado en ojos de ónice pulido.